Camino en silencio por las abandonadas
habitaciones. El cielo gris de la tarde no se decide a llover y la
fría brisa mueve los blancos cortinajes. Fantasmas que homenajean la
desolación reinante.
Observo fotografías, con sus bordes
carcomidos por el tiempo. Retratos en blanco y negro de personas
muertas que apenas llegué a conocer.
El aroma a humedad envuelve los viejos
muebles, las sombras se adueñan lentamente de cada rincón.
La oscuridad se aproxima, mientras me
hundo en esta melancolía gris, mientras respiro profundo, resignado
a que la negrura de la noche lo devore todo.
Incluyéndome a mí...
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